NAVARRO, ELVIRA
La literatura es una clase de terapia. O la terapia es un tipo de literatura. A través de estos dos conceptos, Elisa, la protagonista de esta  historia, tratará de superar sus miedos, que no son otros que los de la cruel y extraña vida moderna. Esta novela, que confirma a Elvira Navarro como una de las voces más  singulares de su generación, es quizá una de las pocas de la literatura  española reciente que indaga en la patología mental sin desligarla del contexto social en el que se produce. Elisa corrige libros para un gran grupo editorial que retrasa los pagos  durante meses. La precariedad económica la obliga a compartir piso con  una extraña mujer sin pasado. Un asfixiante silencio sobre lo que  concierne al trabajo y a la vida de esta insólita inquilina lleva a  Elisa a obsesionarse por saber quién es. Sus preguntas obtienen por toda  respuesta una serie de ficciones con las que su compañera de piso  sabotea cualquier posibilidad de que alguien la conozca, o al menos eso  es lo que cree Elisa, que no concibe que la locura sea un lugar desde el que construirse voluntariamente. En estas páginas la enfermedad acaba por aparecer como signo de  normalidad. Tras su lectura surge la inevitable cuestión de si en un  escenario como el actual, donde los proyectos comunes parecen haberse  desvanecido, es posible vivir fuera de lo patológico y contar algo que no sea patología. Críticas:
«La escritura de Elvira Navarro recuerda a un jarrón delicado que -al  mínimo roce- se quiebra y divide, o se derrama en mínimos fragmentos que  nos empeñamos en recoger y que nos cortan. Fría en apariencia -obra de  ingeniería: forma sencilla, fondo complejo-, la prosa de Navarro se desapega de sus personajes, y a nosotros nos daña.»
Elena Medel, Calle 20 «Una autora admirable en muchos sentidos.»
Nadal Suau, El Cultural «Repiensa el realismo para subvertirlo, para expandir sus posibilidades expresivas, para llevarlas a un extremo.»
Damián Tabarovsky, Diario Perfil «La observación, la empatía y la intuición son las armas que la joven escritora utiliza para hablar de lo que se esconde detrás de las apariencias, de lo establecido.»
Emma Rodríguez, El Mundo