HIGASHINO, KEIGO
Por primera vez en occidente, la novela de ciencia ficción del mayor fenómeno de masas en Japón. Paradox 13 explora la reacción de un grupo de personas que, en Tokio, se hallan al límite como consecuencia de un fenómeno desconocido causado por un agujero negro. Debido al influjo sobre la Tierra de un agujero negro, el 13 de marzo, a las 13 horas, 13 minutos y 13 segundos se producirá un fenómeno denominado P-13. Las medidas del gobierno para afrontarlo se estudian en el más absoluto secreto. Ni siquiera los científicos saben exactamente en qué consistirá dicho fenómeno y sus consecuencias: los departamentos que se ocupan del asunto se han limitado a señalar que es importante suspender por unos instantes toda actividad peligrosa, así como mantenerse alejado de los lugares de riesgo. Sin embargo, esta información se ha mantenido oculta con la idea de no alterar a la población, prohibiéndose su divulgación hasta que pase el fenómeno. Fuyuki Kuga, detective de la Jefatura de Policía de Tokio, y su hermano mayor, Seiya, inspector de policía adscrito a la misma Jefatura, se ocupan en esos momentos de un asunto de atraco a mano armada, pero, debido a un error de Fuyuki, Seiya resulta herido de bala por un miembro del grupo criminal al que persiguen. Por su parte, Fuyuki recibe también un balazo de los delincuentes y se desmaya. Cuando recobra el conocimiento, constata que no queda nadie en las calles de Tokio. Deambulando por la ciudad, sin comprender qué está pasando, encontrará a otras diez personas que han sufrido el mismo fenómeno. Entre ellas se halla también, inexplicablemente, su hermano Seiya, quien en buena lógica debería estar muerto. Incapaces de asimilar la situación, el grupo intenta sobrevivir vagando por un Tokio en ruinas, devastado por las catástrofes naturales y las enfermedades. Críticas:
«Keigo Higashino es una figura fundamental del frecuentemente ignorado thriller nipón.»
Ramón de España, El Periódico de Catalunya «La prensa anglosajona lo ha comparado con Haruki Murakami. Parece inevitable.»
Rosa Mora, El País