SCHOPENHAUER, ARTHUR
Esta obra representa una recreación de la cuarta y última parte de El mundo como voluntad y representación, es decir, de aquélla que se interesa por la moral; en realidad, no se trata sino de una versión con ribetes didácticos elaborada para sus alumnos de la Universidad de Berlín. A Schopenhauer le gustaba comparar su sistema filosófico con la Tebas de las cien puertas, indicando con ello que siempre se viene a parar al mismo centro neurálgico, cualquiera que sea la vía de acceso escogida. Sin duda, su mayor anhelo era el de integrar todas las parcelas del saber en una partitura homogénea y armónica, en donde las claves morales quedasen bien orquestadas con los compases de la estética o los acordes de la epistemología, gracias al compás que marca esa melodía de fondo entonada por su original metafísica. En este orden de cosas, la ética de Schopenhauer se presenta en esta obra como una odisea que bordea en todo momento el insondable abismo de la mística, empeñada como está en explorar los confines del pensamiento y llegar a escudriñar lo que hay más allá de sus lindes.