ABAD FACIOLINCE, HÉCTOR
El diario de la vida pública, privada y secreta de un escritor,
por el autor de la aclamada El olvido que seremos. Corre tanta verdad por sus páginas que el lector siente que Abad se ha atrevido a contar en voz alta cosas que todos nos contamos solo a nosotros mismos. Los diarios íntimos de Héctor Abad Faciolince pueden leerse como una novela de formación. Aquí se incluyen los que van desde finales de 1985 (cuando era un estudiante de veintisiete años) hasta la publicación de su libro más aclamado, El olvido que seremos, en 2006. En ellos se relatan las angustias de alguien que, aunque quería ser escritor, escribía muy poca ficción y mucho sobre sus obsesiones, sus amores y sus dificultades en la vida cotidiana. Abad quería dejar escrito, al menos, que era incapaz de escribir. Un testimonio descarnado sobre cómo nace una vocación y cómo se aprende a afrontar la dura y emocionante aventura de vivir. La crítica ha dicho:
«En cuanto salga del confinamiento y entre en la primera librería, compraré un ejemplar de Lo que fue presente, de Héctor Abad Faciolince, y se lo regalaré al primer amigo que me encuentre (estoy dispuesto incluso a regalárselo a un enemigo). Reúne los diarios escritos por Abad entre 1985 y 2006, y es cualquier cosa menos una obra secundaria; cierto que estamos ante uno de esos libros felices que pueden leerse al azar, abriéndose por cualquier página, porque cualquier página contiene cosas de gusto y provecho, pero recomiendo leerlo de principio a fin: así se asiste al crecimiento y el combate consigo mismo de un hombre complejo y fraternal, de una gran lucidez y de una honestidad implacable. Un libro magnífico.»
Javier Cercas, ABC «He sentido durante la lectura el placer que atribuyo a los sacerdotes cuando escuchan los pecados ajenos a través de las rejillas de los confesionarios. Si, como afirman los que saben, uno lee narraciones, biografías, libros confesionales, etc., para calzarse durante un puñado de horas vidas ajenas, con este libro de Héctor dicho objetivo se cumple de maravilla, lo cual no significa que a uno le hubiera complacido caminar por los mismos derroteros biográficos.»
Fernando Aramburu, El Cultural de El Mundo ("¿Qué lee un escritor en cuarentena"?) «Veinte años de una vida dan para mucho y la intensidad con que Abad Faciolince escribe de la suya subyuga. Aquella vida que ya fue llega a ser nuestra.»
Anna Caballé, El País «Un escritor, un hombre, abierto en canal, generoso en la cicatriz de sus heridas, para que todos aprendamos de su peripecia vital.»
Jesús Ruiz Mantilla, El País «Lo que fue presente sintetiza a la perfección esa mirada a un pasado que una vez fue un intento de atrapar lo actual, quizá pensando en el futuro. [...] Una lectura que ofrece la persistencia de un escritor por convertirse en eso, en escritor con todas las de la ley, frente a incontables adversidades.»
Xesus Fraga, La Voz de Galicia «Uno de esos libros que nos pueden acompañar a cualquier hora porque está lleno de verdad, de desgarro, y nos enfrenta al desnudo integral de un hombre a la deriva, sin máscara, que logró huir del abismo para ser lo que es: escritor.»
Antón Castro, Heraldo de Aragón - Artes & Letras «Un ejercicio de medida nostalgia y sabiduría. [...] La valentía, el vértigo melancólico, la mirada limpia y arrebatada hacia las cosas de la vida, pocas veces se han narrado, en español, con la fuerza, el desasosiego y el desprendimiento que muestra este libro inmenso por tantos motivos. [...] Directo, franco, sincero, con una prosa limpia sin arabescos ni pedanterías.»
Fernando R. Lafuente, ABC - Cultural «Un testimonio descarnado sobre cómo nace una vocación y cómo se aprende a enfrentar la vida marca estos diarios, donde lo secreto se hace público y lo más notable es su ambigüedad.»
Andrés Seoane, El Cultural de El Mundo «Los diarios de Abad son valiosos porque no solo nos abren la puerta para husmear en su intimidad, [...] sino que nos muestran -con blancos y negros, con luces y sombras-, lo contradictorios que a fin de cuentas somos todos. Y lo hace mediante una honestidad dolorosa y una pluma, como siempre, sencilla y lúcida.»
Martín Franco Vélez, La Patria «Se requiere, para revelar y darse a conocer abiertamente desde tantas dimensiones emocionales, un gran talento en el arte de la literatura que, es bien sabido, posee este autor [...], una franqueza desgarradora y la valentía de un mirar directo a los ojos...»
Martha Senn, El Tiempo «Un libro para volver, para releer de vez en cuando en pequeñas catas; reflexiones que, como fogonazos, al principio deslumbran y dejan algo cegato, si bien luego nos van iluminando con la largura de