RODRIGO, TERRASA
Circulaba un chiste que decía que la corrupción era como la paella,que se hacía en todas partes, pero en ningún sitio como en Valencia. Y así era. Escándalos ha habido en todo el país y casos más graves quelos de Valencia, también. Sin embargo lo que aquí ocurría teníaingredientes irresistibles, unos protagonistas difícilmenteexplicables y una tímida respuesta social que nunca se acabó deentender. Ningún caso, por escandaloso que fuera, parecía afectardirectamente al día a día de los ciudadanos, más bien al contrario. La percepción en la calle, alimentada por los medios de comunicaciónùlos públicos y también los privadosù, era que la fórmula nosbeneficiaba a todos. La Justicia avanzaba muy lenta mientras el PPcorría en Ferrari. En tiempos de bonanza económica, su apuestageneraba riqueza, puestos de trabajo, crecimiento, liderazgo eincluso, qué narices, mucha envidia. El dinero no era de nadie y laganancia era de todos. ôLa fiesta en Valencia no se acaba nuncaö,presumió en una ocasión un alto cargo del partido. Él también acabóprocesado.