GEBARA, IVONE
La experiencia del mal realizado o sufrido por las mujeres, al igual que la que afecta a las vías de salvación, se ha interpretado tradicionalmente desde un enfoque religioso patriarcal, mediante una metafísica caracterizada por un dualismo jerárquico y masculino, que se presenta de modo universalista. Frente a dicha interpretación, esta obra ofrece una innovadora perspectiva en el tratamiento del problema de Dios y el problema del mal, vistos tal como son vividos por las mujeres o por medio de ellas, a través de discursos propios que desvelan su experiencia personal. Su objetivo es doble: por una parte, mostrar el movimiento de ocultación experimentado; por la otra, transformar ese silencio vivido en palabra publica, en confesión que recuerda la urgente necesidad de unos comportamientos basados en el respeto y en la igualdad entre los sexos.
El mal en sus diversas manifestaciones, oculto en la familia, en los hogares, en los prostíbulos, en los conventos, en las Iglesias y en las teologías, no sólo sale aquí a la luz pública, sino que se convierte en objeto de investigación científica e irrumpe en el mundo académico. Sin embargo, desde la óptica religiosa, hablar del mal es hablar también de Dios. Para las mujeres, un Dios con muchos rostros y con ninguno. Un Dios mezclado en la vida cotidiana de las mujeres pobres que claman a Él/Ella en medio de su lucha por la supervivencia; un Dios barroco, a veces clemente y a veces severo, presente en los claustros y en las bibliotecas. Finalmente, un Dios crítico de sus propias imágenes, de la imágenes congeladas en un mundo patriarcal, que clama para que Lo/La dejemos en simplemente Dios, El/La que Es. Desde la fenomenología del mal se llega así hasta el silencio sobre el Misterio que nos invade y en el que vivimos, un Misterio presente en todo y más allá de todo.